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Etiqueta: Santa Agueda

Santa Águeda

Santa Águeda

Este año volveremos a celebrar Santa Águeda, y aunque ya no sea la celebración de los quintos previa a irse al servicio militar, aprovechamos para calentarnos al fuego y juntarnos a cenar.

Arrancaremos a las 14:00 con el encendido de la hoguera en las escuelas, después a las 19:00 rondaremos por el pueblo.

A las 21:00 llega el turno de la cena, y de las patatas asadas que nos reconfortaran el cuerpo, acompañadas de café y pastas.

Crónica de Santa Águeda

Crónica de Santa Águeda

La celebración de este día ha venido marcada por el mal tiempo y la nieve, con lo que el libro elegido para la tertulia no pudo resultar mas adecuado, Invierno.

Este mal tiempo impidió que pudiera venir su autora, Elvira Valgañon, aunque todos los tertulianos que asistieron, propiciaron con su participación que surgieran debates interesantes en torno a la labor del maestro en la época que relata el libro, así como el papel de la mujer, la diferencia de género, la falta de intimidad de los pueblos, sus pros y sus contras, la amistad, etcétera.

Todos los asistentes valoraron la tertulia muy positivamente, ya que es una actividad cultural que promueve la lectura y el diálogo, y que posibilita el encuentro entre distintas personas del pueblo para conversar y poner en común ideas, y sobre todo recuerdos.

Pese a que el mal tiempo imposibilitó la ronda por el pueblo, observar el fuego y compartir unos tragos de vino fue la opción elegida mientras se preparaban y asaban las patatas para la cena.

Con los tubérculos ya listos, nos trasladamos al salón de la TV, donde pudimos degustar la suculenta cena y finalizar la noche recuperando una tradición que hacia muchos años que no se celebraba y en una época que la afluencia de los valgañonenses que no viven en el pueblo no es tan habitual.

Café-Tertulia, Invierno

Café-Tertulia, Invierno

Completamos la recuperación de las celebraciones en torno a Santa Águeda con un Cafe-Tertulia literaria con un texto extraído del libro Invierno, de Elvira Valgañon.

La editorial riojana Pepitas de Calabaza  publica la segunda novela de Elvira, después de Luna Cornata (2007)

A las puertas del invierno de 1809, un soldado escapa de las filas del ejército napoleónico porque no fue a la guerra para matar civiles. El desertor, moribundo, es acogido en un pequeño pueblo de la sierra hasta que… Vidas y secretos, pasiones calladas y esperanzas ciegas se cruzan durante más de un siglo y medio en las calles y los prados de ese pequeño pueblo sin otra magia (a pesar de la casa encantada o de un espantapájaros que trata de comprender el mundo) que la vida; un lugar, casas, plazas, bosques, cielo, cuevas, donde el aire huele a nieve y a cristales de escarcha, donde siempre son largos los inviernos.

Niños que sueñan, ancianos que no quieren olvidar, hombres y mujeres que soportan unos días en los que todo parece invierno. Pero no todo es lo que parece, porque en esta novela, suma de historias que se mezclan como las hojas de las hayas caídas sobre un sendero, Elvira Valgañón deja entrever que la belleza y piedad son los mejores recursos para hacer de la vida y de la literatura un lugar habitable.

Una obra emocionante de una escritora detallista y esencial, atenta a los sonidos y los silencios de las palabras. Una escritora, Elvira Valgañón, que está aún por descubrir por el gran público, y cuya novela nos sentimos particularmente orgullosos de publicar.

http://www.pepitas.net/libro/invierno
Celebraciones por Santa Águeda

Celebraciones por Santa Águeda

Todos los años por Santa Águeda, existía en Valgañón la costumbre de reunirse los quintos, durante varios días, a modo de despedida de aquellos que ese año irían a cumplir el Servicio Militar. Lo celebraban conjuntamente con los quintos de Anguta y con algunos más, licenciados recientemente. Los de Anguta bajaban a Valgañón y uno de los días, lo pasaban todos en ese pueblo. 


En la foto, del año 1943, puede verse a varios jóvenes de Valgañón y Anguta, celebrado su entrada en quintas, precisamente junto al fresno que presidía la plaza de esta localidad

Solían vestirse con alguna prenda militar, un gorro, cazadora, etc.
Se hacía bolsa común de gastos y al final se repartía el saldo deudor entre los participantes. La manera de financiarse era pidiendo por todas las casas del pueblo. Llegaban en grupo, llamaban a la puerta y cantaban algo así como:
“Ya vienen los quintos de este año”

Les daban embutidos, huevos o algo de dinero.
Mientras unos cantaban, otros aprovechaban para robar nidales o lo que podían. Estaba todo permitido y por eso había que estar atentos.
A pesar del frío que hacía tenían la costumbre de dormir todos juntos fuera de casa, en pajares.

En la plaza hacían una buena fogata, eso sí con leña robada y la fiesta la solía amenizar Arturo Alonso con la guitarra.