Cómo es tradicional, coincidiendo con el segundo sábado de Mayo, se realiza la clásica subida a la Dehesa en honor a San Isidro.
Los valgañonenses no faltan a su cita y suben a la Dehesa para pasar un día festivo y en hermandad, mientras los toros, haciendo honor a su naturaleza, luchan entre ellos para decidir quién es el que manda.
Todos los años por Santa Águeda, existía en Valgañón la costumbre de reunirse los quintos, durante varios días, a modo de despedida de aquellos que ese año irían a cumplir el Servicio Militar. Lo celebraban conjuntamente con los quintos de Anguta y con algunos más, licenciados recientemente. Los de Anguta bajaban a Valgañón y uno de los días, lo pasaban todos en ese pueblo.
Solían vestirse con alguna prenda militar, un gorro, cazadora, etc. Se hacía bolsa común de gastos y al final se repartía el saldo deudor entre los participantes. La manera de financiarse era pidiendo por todas las casas del pueblo. Llegaban en grupo, llamaban a la puerta y cantaban algo así como: “Ya vienen los quintos de este año”
Les daban embutidos, huevos o algo de dinero. Mientras unos cantaban, otros aprovechaban para robar nidales o lo que podían. Estaba todo permitido y por eso había que estar atentos. A pesar del frío que hacía tenían la costumbre de dormir todos juntos fuera de casa, en pajares.
En la plaza hacían una buena fogata, eso sí con leña robada y la fiesta la solía amenizar Arturo Alonso con la guitarra.